Carta al cabildo de la ciudad de Santiago de Chile, destinando el dinero que este le había acordado, para la creación de una biblioteca nacional (17 de marzo de 1817).
CARTA AL CABILDO DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CHILE, DESTINANDO EL DINERO QUE ESTE LE HABIA ACORDADO, PARA LA CREACION DE UNA BIBLIOTECA NACIONAL.
Mendoza 17 de marzo de 1817.
Al muy ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de la Capitán de Chile.
Desde Chacabuco dije a V.S. en nota del 12 que a mi arribo a este pueblo dispondría de la cantidad con que la generosidad de V.S. se ha empeñado en cooperar a los gastos de mi viaje hasta la capital de Buenos Aires. Esta demostración tan liberal quedará grabada para siempre en mi corazón demasiado sensible a las expresiones que como ésta tienen todo el sello de la sinceridad.
Satisfecha V.E de la pureza de mis intenciones espero que aprobará que por ahora no haga uso de este numerario, cierto de que apelaré en toda ocasión a los generosos comedimientos con que V.S. obliga sobremanera mi reconocimiento; no se dé pues por ofendido de esta excusación pues no soy capaz de desairar los respetos y consideraciones que me debe esa ilustre y benemérita Corporación.
Y para que no se malogren del todo sus deseos, permítame que destine últimamente este fondo a un establecimiento que haga honor a V:S. y a ese benemérito reino: la creación de una Biblioteca Nacional perpetuará para siempre la memoria de esa Municipalidad: la ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que abre las puertas de la abundancia y hace felices a los pueblos: ese que ha sido la cuna de las ciencias ha sufrido el ominoso destino que le decretaron los tiranos para tener en cadenas a los brillantes ingenios de ese país: yo deseo que todos se ilustren en los sagrados derechos que forman la esencia de los hombres libres.
Así pues espero que V:S: aprobará mis loables designios y la aplicación de este numerario por la importancia de su objeto, y que tendrá la bondad de nombrar un diputado que en consorcio de los Señores Secretario de Guerra, Don José Ignacio Zenteno, y Auditor General, Doctor Don Bernardo de Vera a quienes elijo por mi parte precedan de acuerdo a la ejecución de mi idea que pongo bajo la protección de V.S. como tan interesado en la felicidad de todo ese reino
Dios
San Martín