Despierto está sobre nosotros como una estrella protectora en nuestro cielo.
En el hogar que nos reúne, su nombre augusto es como el pan y como el fuego.
No hay argentino que no sienta dentro del alma la virtud de su recuerdo y que no escuche en lo mas hondo del corazón, la voz profunda de su sueño.
Hasta en la muerte de sus hijos,hasta en la muerte silenciosa de su pueblo; hasta en la muerte se derrama sobre la vida y el honor de nuestro suelo.
Mientras vivió, vivió de darse, como el misterio de la música en el tiempo; como la fuente,como el río, como la luz, como la llama, como el viento.
El alma inmensa de aquel hombre, sólo cabía sin dolor en un ejército. Para vivir en este mundo,su corazón necesitó miles de cuerpos.
Francisco Luis Bernárdez